miércoles, 28 de mayo de 2008

La música virreinal en la conquista espiritual del México prehispánico

Al consumarse la conquista militar del México prehispánico por Hernán Cortés en el año de 1521, comenzó la conquista cultural y espiritual. La música jugó un papel fundamental como medio de transmisión de la liturgia cristiana hacia los pueblos indígenas. Desde las grandes catedrales –Metropolitana, Puebla de los Ángeles, Oaxaca- el maestro de capilla, figura central del quehacer musical, ejecutaba y enseñaba música de la más alta calidad al servicio de la iglesia.
Conscientes de la importancia de la música dentro del ritual religioso, las autoridades eclesiásticas procuraron tener en los mayores centros religiosos del nuevo mundo a los mejores músicos. Mediante exigentes procesos de selección, el puesto de maestro de capilla era otorgado a aquel que mostrara un pleno dominio teórico y práctico de la música. Era requisito también un sólido conocimiento de la liturgia y una agilidad especial para la puesta en música de estos textos. Así, pues, la música, al estar al servicio de la iglesia, tenía que ser de la mejor calidad y estar a la par –si no es que mejor- de sus equivalentes europeos.
El cancionero musical de Gaspar Fernandes (c.1565-1629) es el mejor ejemplo para ilustrar la manera en que la música funcionó como medio de atraer a los nuevos conversos al ceremonial litúrgico. Contiene piezas con la peculiaridad de que están escritas en estilos que acusan influencia de los diversos grupos étnicos que conformaban la clase sometida en la nueva España. Con la intención de atraer a los indígenas y a los negros a misa, recogen expresiones y modismos típicos de estos grupos étnicos en villancicos y negritos. Estos cantábanse en las diversas fiestas litúrgicas invitando al ritual que, con la inclusión de esta música, resultaba más atractivo y envolvente
Otro caso digno de notar son los Maitines para la Virgen de Guadalupe (1774) del compositor Ignacio de Jerusalem y Stella (1707-1769). Una vez lograda la fusión del culto a la diosa Tonatzin junto al culto de la virgen de Guadalupe, el proceso de asimilación quedó apuntalado por las fastuosas celebraciones litúrgicas de las cuales esta composición sirve de evidencia. Esta pieza de características operísticas debió haber hecho un gran impacto entre el público de aquella época.
La conquista espiritual se llevó a cabo de diversas formas, muchas de ellas sangrientas e inhumanas, asunto que tiene para el mexicano contemporáneo un significado absolutamente negativo. Sin embargo el carácter de la música virreinal y las instituciones musicales virreinales obligan a matizar la opinión negativa. La obra de los diversos compositores atestigua que México estuvo, en aquella época, a la vanguardia del arte musical. Se ofreció en instituciones como el colegio San Miguel de Belem educación musical del más alto nivel. Incluso superando el nivel que las instituciones culturales gubernamentales actualmente ofrecen al país. Es una lástima ver lo que hemos perdido pero es esperanzador el trabajo que comienza a realizar la musicología mexicana para tomar conciencia de lo que se había logrado.
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