jueves, 19 de junio de 2008

El arte de hacer reír

La risa.

Históricamente, la risa ha sido un tema enormemente ignorado por los pensadores y despreciado por muchos. Aunando a esto el triunfo de las doctrinas cristianas en el imperio romano, con sus estrictas y conservadoras normas, se han contenido las reflexiones sobre aquella y durante años se sofocó el fomento a hacer reír. Umberto Eco hace eco de esto en su famosísima novela El nombre de la Rosa, donde el libro asesino es el segundo libro de la Poética de Aristóteles donde el estagirita habla sobre la comedia, según Eco.
El desprecio por el reír puede remontarse hasta Platón para quien la risa es un vicio en el cual se ve disminuido el dominio de la psique sobre el cuerpo. Aristóteles sigue con esta tendencia al definir a la risa como una mueca de fealdad que deforma el rostro y desarticula la voz (lo que pone en cuestión la teoría plasmada en la novela de Eco).
Baruj Spinoza fue el primer filósofo en decir algo positivo sobre la risa. Para el judío, el único camino para el perfeccionamiento tanto del cuerpo como del espíritu, es el camino de la alegría.
Se ha propuesto que la risa responde fundamentalmente al mismo impulso que la filosofía; la captación del orden del mundo. El filósofo hace concepciones de lo que el mundo debe ser y procura establecer un orden en las cosas. El que ríe, al igual que el filósofo, capta lo congruente del mundo, pero al presentarse una incongruencia, en lugar de tratar de ordenarla, ríe.
Cuando reímos debemos muchas veces suprimir los sentimientos de compasión y misericordia por la desgracia ajena. Muchas veces cuando reímos, es por que reconocemos en lo absurdo una parte de nosotros mismos que hasta entonces no habíamos reconocido. Se puede reír de una desgracia que no tiene remedio.
Es claro que la captación humorística del mundo depende de los valores y las concepciones sociales de lo que es congruente y de lo que no. Yo diría, que el humor tiene un valor estético subjetivo, sujeto a la sociedad del que ríe. Es por ello que todo chiste es local y temporal. Encuentro en la risa muchas cualidades parecidas a lo que entendemos (si algo entendemos) por belleza y fealdad. Muchas veces no entendemos el arte si no estamos listos para lo que una nueva tendencia tiene que mostrarnos. Nuestro sentido de belleza esta sujeto a lo socialmente aceptado y a nuestro conocimiento del arte existente. Lo mismo ocurre con los chistes, que discriminan nivel cultural, nacionalidad y moral.
El reír puede, quizás, responder a alguna necesidad fisiológica (recordemos que el respirar oxido nitroso o gas hilarante desencadena risas incontrolables) pero esa es materia de otra reflexión. Más allá de la reacción del cuerpo a algún estímulo de índole neurofisiológico, podríamos decir que nosotros mismos al agregar las concepciones (prejuicios) de lo que el mundo debería ser es donde convertimos el mundo en cómico, pues reímos de lo que efectivamente es. En este caso, estos prejuicios resultan graciosamente favorables.
Es curiosa esa necesidad que tenemos los seres humanos de reírnos. Somos la única especie animal que ríe, llora y filosofa. Tal vez esas tres cualidades sean a final de cuentas lo que nos hace distintos a los demás animales.

…tal vez continuará…

Parte de las ideas de esta reflexión fueron tomadas de:

Rivero Weber, Paulina (2008) “Homo ridens: una apología de la risa” [en línea]. Revista de la Universidad de México. Nueva época. Enero 2008, No. 47 [Consulta: 19-Junio-2008].

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2 comentarios:

Blogger PFB Delmar ha dicho...

- ¡CABO!

- Quepo, mi capitán.

20 de junio de 2008, 15:17  
Blogger PFB Delmar ha dicho...

- Mira, un pastor alemán.

- ¿Un pastor?

- Sí.

- ¿Alemán?

- Sí.

- ¿Y se disfrazó de perro?

20 de junio de 2008, 15:17  

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